No es casualidad lo que la sociedad entiende de la Menopausia. ¿Qué va primero? ¿La medicalización del cuerpo de la mujer, el castigo de la sociedad a las mujeres por envejecer, el patriarcado, quizá…?
La menopausia, el embarazo, el posparto y la menstruación son símbolos de cómo como la sociedad trata a las mujeres desde un modelo totalmente masculinizado a través de la medicalización, la falta de escucha y básicamente el desprecio.
Si no es masculino, está enfermo, es malo y hay que acallarlo.
“La Menopausia es doblemente pecado”
A nivel biológico las mujeres salen del grupo de “las fértiles” En sociedades patriarcales, la capacidad de reproducción es la característica esencial y por supuesto, más valiosa que posee una mujer. Si ahora no soy de las fértiles, ¿en qué lugar me encuentro?
Lamentablemente, la identidad sexual de la mujer se construye a partir de la idea de que la ella es de el
objeto deseable y no el sujeto deseante. Las mujeres, especialmente las heterosexuales, entendemos la
sexualidad como una herramienta de satisfacción al otro, no como una herramienta para satisfacernos a
nosotras mismas. Pero, si he salido del grupo de las fértiles, si no me identifico como alguien deseable, ¿cómo voy a vivir mi sexualidad?
Mucho se habla de las causas hormonales, el déficit estrogénico que atenta contra la lívido de la mujer
en menopausia, pero revisar los factores sociales y psicológicos que operan en una mujer es igual de
importante, sino más.
George Clooney, Robert Redford, Pierce Brosnan son iconos de belleza a sus tantísimos años, una
prueba de que a los hombres se les permite envejecer, pueden llegar a ser atractivos después de los
40, pero ¿y nosotras? ¿qué referentes de mujeres maduras atractivas tenemos?
Y yendo más allá, ¿qué hace a un hombre atractivo o a una mujer atractiva? Cualidades como la
experiencia, las dotes de mando, la sabiduría, se perciben de manera muy distinta atribuidas en
hombres o mujeres. Siendo algo muy apreciable en los primeros y despreciable en nosotras, ¿quizá se
nos prefiera más inocentes y manipulables?
Mucho me temo que estas reflexiones son importantes para vivir de una manera sana, cada vez más
libres y, poco a poco, queriéndonos y valorándonos más, a nosotras mismas y a otras mujeres.
Especialmente las que trabajamos atendiendo a otras mujeres, sus necesidades y sus malestares,
debemos estar bien informadas y por supuesto, enfocar cada caso, cada síntoma con ese enfoque de
género.
Por un mundo más justo, igualitario y placentero.
