- Evita el estreñimiento. El estreñimiento es uno de los grandes enemigos de suelo pélvico. Si empujas durante la defecación, (maniobra de Valsalva), estás generando una gran presión en tu abdomen, empujando las vísceras pélvicas, estirando todos los tejidos de sostén y empujando al suelo pélvico hacia abajo, ¡justo lo que menos nos conviene en este momento!.
- Evita grandes cargas. No dejes demasiado peso en tu suelo pélvico, ahora tus tejidos de sostén están más vulnerables, no los pongas en un aprieto.
- Bebe agua, hidrátate. En este momento de recuperación de los tejidos, pónselo fácil y bebe agua en abundancia, al menos dos litros al día repartidos durante todo el día. Además, estarás ayudando a tu sistema urinario, e hidratando tus heces, facilitando el primer cometido: evitar el estreñimiento.
- Tras el parto, realiza respiración diafragmática siempre que puedas y después del tercer día, intenta hacer pequeñas activaciones suaves de suelo pélvico, intentando mantener la contracción unos 3 segundos.
- Ayúdate de la fisioterapia de suelo pélvico: tras 6 semanas si has tenido un parto vaginal, u 8 semanas en caso de un parto por cesárea, acude a tu fisioterapeuta de suelo pélvico para una primera valoración posparto.
En la consulta se te hará una valoración de todo el complejo abdomino-pélvico y del resto de tus estructuras: competencia abdominal, etc.
En esa misma visita, el profesional competente te indicará cómo retomar el ejercicio físico, de una manera y segura y respetuosa en esta etapa.
